En este caso, nos referiremos al uso del magnesio. En tanto el doctor Marc Sircus apela al uso del bicarbonato de sodio, en su libro “Winning the war on cancer” (Ganándole la batalla al cáncer), el uso del magnesio fue destacado como de gran utilidad por los especialistas del Centro Nacional de Cáncer, en Tokio, Japón.
Más de 87.000 personas de una edad promedio de 57 años fueron estudiadas y monitoreadas por unos ocho años con cuestionarios sobre la comida ingerida. Los niveles habituales de magnesio consumidos por hombres y mujeres era de entre 279 y 284 miligramos por día, por lo que el riesgo era latente.
Posteriores estudios demostraron que, sin lugar a dudas, la falta de magnesio incidía en el nivel de riesgo, por lo que en algunos pacientes que adquirieron cáncer se aconsejó el suministro de magnesio vía intravenosa, oral o por medio de nebulizaciones a fin de incrementar los miligramos ingeridos y así minimizar los efectos de la enfermedad, con resultados satisfactorios.
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