miércoles, 18 de enero de 2012

Soy Celíaco?

La Enfermedad Celíaca (E.C.) es una intolerancia permanente al gluten, y se trata de la enfermedad crónica intestinal más frecuente en España. Los celíacos por tanto, no toleran el gluten,  una proteína presente en el trigo, la cebada, el centeno, la espelta, el kamut, el triticale y la avena.
Esa intolerancia se debe a que el gluten ataca las vellosidades del intestino, produce una atrofia en esas vellosidades conduciendo a una mala absorción de los nutrientes (como la proteína, las grasas, los hidratos de carbono, las sales minerales y las vitaminas). Es decir, cuando los celíacos comen gluten las vellosidades desaparecen y no pueden realizar una absorción normal de los alimentos.
La enfermedad celíaca afecta a 1 de cada 150 personas nacidas vivas y le padecen individuos predispuestos genéticamente, tanto niños como adultos. Esa base genética justifica que pueda haber más de un celíaco en una misma familia.
Los síntomas más comunes son la pérdida del apetito, de peso, un retraso en el crecimiento, alteraciones del carácter, distensión abdominal, diarreas, anemias y falta de apetito. Otras manifestaciones menos frecuentes, pero a las que también se recomienda prestar atención, son la osteoporosis, la alteración del esmalte dental, la esterilidad, los abortos recurrentes y la aparición de herpes.
El diagnóstico de la enfermedad celíaca se hace mediante una biopsia intestinal. Y jamás se debe quitar el gluten de la dieta de una persona que no ha sido objeto de una biopsia intestinal previa que lo justifique.
El tratamiento es “sencillo” pero riguroso: debe seguirse una dieta con absolutamente nada de gluten, durante toda la vida. Pues incluso la ingesta de pequeñas cantidades de gluten, de manera continuada, puede causar trastornos importantes y no deseables. Esa es la única forma de lograr una normalización clínica y funcional, así como la reparación de las lesiones vellositárias.
El celíaco debe adoptar una dieta basada en alimentos naturales como legumbres, carnes, pescados, huevos, frutas, verduras, hortalizas y cereales sin gluten, arroz y maíz. Y tratar de evitar, en la medida de lo posible, los alimentos elaborados y/o envasados, ya que en ellos garantizar la ausencia de gluten es más difícil.
Cuando el diagnóstico de la enfermedad celíaca y su tratamiento se retrasan más de lo debido, puede arrastrar a complicaciones bastante importantes. Por ejemplo una nutrición inadecuada, depresiones psíquicas, infertilidad (tanto masculina como femenina), abortos repetidos y un mayor riesgo de padecer ciertos tipos de  cáncer.
De todos modos, ser celíaco no implica ningún obstáculo para el desarrollo de una vida normal, y aunque es cierto que impone grandes limitaciones, una vez que se la diagnostica y se la trata correctamente deja de ser un problema.

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